lunes, 1 de abril de 2013

JOSÉ HEREDERO


 San José  según León XIII Carta Encíclica de 1889
   Para leer y Meditar.
                                    QUAMQUAM PLURIES.
        Sobre la Devoción a San José
     Carta Encíclica del PAPA León XIII promulgada el 15 de agosto de 1889. 


 Las razones por las que el bienaventurado José debe ser considerado especial Patrono de la Iglesia y por las que a su vez la Iglesia espera muchísimo de su tutela y patrocinio, nacen principalmente del hecho de que él es el esposo de María y padre putativo de Jesús. De estas fuentes ha manado su dignidad, su santidad, su gloria. Es cierto que la Dignidad de Madre de Dios llega tan alto que nada puede existir más sublime; mas porque entre la beatísima Virgen y San José se estrechó 
un lazo conyugal no hay duda de que a aquella altísima dignidad, por la que la MADRE de DIOS supera en mucho a todas las criaturas, él se acercó más que ningún otro. Ya el matrimonio es el máximo consorcio y amistad - al que de por sí va unida la comunión de bienes - se sigue que, si Dios ha dado a José como esposo a la Virgen, se lo ha dado no sólo como compañero de vida, testigo de la virginidad y tutor de la honestidad, sino también para que participase, por medio del pacto conyugal, en la excelsa grandeza de ELLA. Él se impone entre todos por su augusta dignidad, dado que por su disposición divina fue custodio y en la creencia de los hombres, padre del HIJO de DIOS.
De donde se seguía que el VERBO de DIOS se sometiera a JOSÉ, le obedeciera y le diera aquel honor y aquella reverencia que los hijos deben a sus propios padres. De esta doble dignidad se siguió la obligación que la naturaleza pone en la cabeza de las familias, de modo que José fue el custodio legítimo y natural, cabeza y defensor de la
SAGRADA FAMILIA. Y durante el curso entero de su vida él cumplió plenamente con esos cargos y esas responsabilidades.Él se dedicó con gran amor y diaria solicitud a proteger a su esposa y al DIVINO NIÑO.
Regularmente por medio de su trabajo consiguió lo que era necesario para su alimentación y el vestido de ambos; cuidó al NIÑO de la muerte cuando era amenzado por los celos de un monarca, y le encontró un refugio; en las miserias del viaje y en las amarguras del exilio fue siempre la compañía, la ayuda y el apoyo de la Virgen y de Jesús.
Ahora bien, el DIVINO HOGAR que José dirigía con la autoridad de un padre, contenía dentro de sí a la apenas naciente Iglesia.Por el mismo hecho de que la Santísima Virgen es la MADRE de JESUCRISTO, ella es la madre de todos los cristianos a quienes dio luz en el Monte Calvario en medio de los supremos DOLORES de la REDENCIÓN; Jesucristo es, de alguna manera, el primogénito de los cristianos, quienes por la adopción y la Redención son sus hermanos. Y por estas razones el SANTO PATRIARCA contempla a la multitud de cristianos que conformamos la Iglesia como confiados especialmente a su cuidado, a esta ilimitada familia extendida por toda la tierra sobre la cual puesto que es el esposo de María y padre de Jesucristo, conserva cierta paternal autoridad.
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Así pués José, unido en matrimonio a la más grande y santa de las mujeres, considerado el padre del HIJO de DIOS, pasó su vida trabajando, y ganó con la fatiga del artesano el necesario sostén para la familia. Es, entonces, cierto que la condición de los más humildes no tiene en sí nada vergonzoso, y el trabajo del obrero no sólo no es deshonroso, sino que, si lleva unida a sí la virtud, puede ser singularmente ennoblecido. José, contento con sus pocas posesiones, pasó las pruebas que acompañan a una fortuna tan escasa, con magnanimidad, imitando a su HIJO, quien habiendo tomado la forma de siervo, siendo el SEÑOR de la vida, se sometió a sí mismo por su propia y libre voluntad al despojo y la pérdida de todo. 
     Sagrada Familia de Nazareth

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