El alba mensajera del sol de alegre brillo
conoce ese martillo que suena en la madera.
La mano carpintera madruga su quehacer
y hay gracia antes que sol en el taller.
Cabeza de tu casa del que el Señor se fía,
por la carpintería la gloria entera pasa.
Tu mano se acompasa con Dios en la labor
y alargas tú la mano del Señor.
Humilde magisterio bajo el que Dios aprende
!que diga si lo entiende quien sepa de misterio!
Si Dios en cautiverio se queda en aprendiz,
!aprende aquí la casa de David!.
Sencillo, sin historia, de espalda a los laureles,
escalas los niveles más altos de la gloria.
!Qué asombro hacer memoria y hallarle a tu ascensión
tu hogar, tu oficio y Dios como razón!
Y pues que el mundo entero te mira y se pregunta,
tu hogar, tu oficio y Dios como razón!
Y pues que el mundo entero te mira y se pregunta,
di tú como se junta ser santo y carpintero.
La gloria y el madero, la gracia y el afán,
La gloria y el madero, la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.
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