POESÍA A SAN JOSÉ
Oh, San José; vos sois
el hijo del Dios de la vida;
aquél que teniendo por oficio
el de ser humilde carpintero
el privilegio tuvo, de ser el
padre terreno, del Divino Niño,
quién, vuestro humano amor
unido al de María, le prodigasteis
en silencio, de todos los cuidados
y afectos, enseñándole vuestro
humilde oficio de carpintero.
A vos, que sois la pieza clave
de nuestra redención, y que os
alzasteis a la gloria del cielo
por vuestra generosidad y amor;
quiso Dios, premiaros con vida
eterna y corona de luz,-como
así lo hizo-, mientras las dunas
del desierto, hasta hoy, guardan
gloriosas, las huellas de vuestra
huida, al valle de los faraones;
Oh, San José, obrero de Dios.
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